PARROQUIALES

LUGARES DE TRANSFORMACIÓN - J

RETIRO DE CRECIMIENTO 9-10 DE OCTUBRE DE 2010



5. Lugares de transformación
p. Ricardo León – 10-10-10
Dios actúa en nosotros a través de los espacios. Debemos ingresar en el Templo, ir al Santuario. Dios trabaja día a día, instante a instante, en el diario vivir, en los lugares donde nos movemos y frecuentamos.

Cada espacio es una posibilidad concreta de transformación. Estamos en la vida para realizar esa transformación, porque la fe tiene posibilidades ilimitadas.

Con el poder de Dios y con nuestro propio esfuerzo, los vicios pueden ser transformados en virtudes, pero nosotros debemos hacer una opción: aceptar el desafío de protagonizar nuestra vida.

Sentido profundo de nuestro existir.
¿Para qué fuimos creados y luego redimidos por el Hijo de Dios? Fuimos creados para pertenecer a la familia de Dios.
- Dios nos crea con su Palabra para que seamos familia humana, para que habitemos esta gran casa que es el mundo entero, como dice Benedicto XVI. Somos una familia humana que habita el mundo.
- Por la Palabra de Dios, somos hechos familia de Dios a través del bautismo. Cuando hay un bautismo, todos deberíamos ir a la Parroquia, porque es la familia del Pueblo de Dios que somos todos, que crece. Son nuestros hijos los que nacen, nuestros hermanos. El bautismo no es una acción privada. Es uno de nuestra familia que nace. Los cristianos, somos de la familia. Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Y esta es una familia para siempre.

La familia natural se acaba con la muerte. En la tierra Dios nos da la riqueza de su gracia, bondad, poder, gloria, sabiduría, misericordia, pero en la eternidad nos va a dar mucho más. Nos va a dar estar para siempre con Él. No va a haber noche, vamos a ser completamente transformados en Cristo, libres de la pena, de la muerte y del sufrimiento. Nos asignará puestos de servicio, vamos a poder compartir la gloria de Cristo.

Por el bautismo y la fe en Cristo, somos parte de la familia de Dios. Debemos amar a todos, especialmente a los miembros de la familia de Dios. Si somos evangelizadores, misioneros, el primer testimonio que no puede faltar es que nos amemos los unos a los otros. Donde está el amor, está Dios (1 Juan 7), Dios es amor (B XVI). Nos salvamos en familia, en comunidad.

No son nuestras creencias doctrinales lo que convence a los demás. Pablo insiste que debemos aspirar al don del amor. El amor no puede aprenderse en el aislamiento. Necesitas estar rodeado de personas insoportables, imperfectas, molestas, imbancables. No las que vos elegís, sino las que están ahí para transformarte. Lo que más importa es el amor. La vida sin amor no tiene sentido. El amor dura para siempre. El amor va a ser la norma para evaluarnos.

Haga lo que haga hoy quiero dedicarme a amarte y amar a los demás, debería ser nuestra oración diaria.

La gente se da cuenta de que la queremos cuando le damos tiempo. El tiempo es la mejor expresión de amor. TIEMPO. Siempre que dediques tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio. El tiempo es sagrado.

Deberíamos preguntarnos: ¿Las relaciones interpersonales son importantes en mi vida? ¿Les doy prioridad?
¿A qué estamos llamados por el Padre? A ser sus hijos y a pertenecer a un cuerpo como miembros (Carta a los Romanos) A ser un órgano vital de un cuerpo con vida.
Cada uno es un organismo que está conectado con el cuerpo, que está unido al cuerpo. Cuando no vengo, a mi reunión de comunidad, por ejemplo, dejo un lugar vacío en el cuerpo.
Dios nos ha llamado a pertenecer. La Iglesia es parte del plan de Dios para el mundo. Cristo amó a la Iglesia y entregó la vida por ella. Los que más se dejan amar, más reflejan su amor. No es porque Dios los elige y los privilegia. Son como una esponja y hay otros que son como piedras. Es muy importante: Dios me comprometió a edificar la Iglesia. Tu fe, Pedro, va a servir para unificar la Iglesia. Esto también te lo dice a ti, que estás dentro de la Iglesia.

El Nuevo Testamento utiliza más de 50 veces la expresión unos a otros. Someternos/comprendernos/perdonarnos/llevar las cargas unos de otros. La Iglesia es un lugar para pertenecer y no sólo para creer. Necesitamos de la familia, de la comunidad para salvarnos.

¿Por qué es importante ser familia de Dios?
- Te permite identificarte
- Te saca del egoísmo, del egocentrismo
- Te ayuda a desarrollar virtudes
- El Cuerpo de Cristo te necesita
- Cristo te da distintos dones, ministerios, para compartir su misión.
- La comunidad, al estar comprometida, va a evitar que te apartes.
- Los que están a nuestro lado nos ayudan a cuidarnos, ninguno tiene la vacuna contra la tentación.

Dios crea a una persona en un contexto donde hay dos personas que me aman en la vida natural. Formar parte de una familia es saludable, es esencial para una vida sana. Dios tiene propósitos para cada uno, personas con quien vivir, principios para vivir, para desarrollar una profesión y poder vivir la vida.

Esto tiene su correlativo en la comunidad
1. El propósito se concreta en la Iglesia en la adoración, porque podemos concentrarnos en Dios.
2. La comunión nos capacita para enfrentar los problemas de la vida con paciencia.
3. El discipulado es la enseñanza de los apóstoles, que se reunían asiduamente para escuchar las enseñanzas de los apóstoles
4. El ministerio, el plan organizado en sectores y ministerios. Todo se hace en comunión. Allí se desarrollan los talentos.
5. En la Evangelización. Con el Evangelio comunicamos vida, la Buena Noticia de la vida de Dios.

En la tierra, lo más importante es la Iglesia, después de que Jesús murió y resucitó. Por algo la atacan tanto. Estamos llamados a ser miembros de la Iglesia, no asistentes o consumidores, a ser contribuyentes en la Iglesia.

El mundo quiere ponerse al servicio del mutuo egoísmo. Estar comprometidos con Cristo nos da la salvación. Con la Iglesia se construye la comunión, la acción del Espíritu por un lado, y por mi lado, mi compromiso. Si nosotros tuviéramos un verdadero compromiso, este salón estaría lleno. La vida en comunidad requiere compromiso. El significado de la vida es compartir. Jesús vivió en un grupo pequeño de discípulos. En la comunión verdadera experimentamos la autenticidad.

Es importante que en el grupo pequeño haya una auténtica comunicación. Se nota cuando la comunión es verdadera o falsa.
Falsa, la de Adán, la del hombre viejo.
Verdadera, la de Cristo con los doce  Cuando se es honesto con lo que es y lo que sucede en nuestras vidas. Cuando se comparten penas, se revelan los sentimientos, los fracasos, se admiten las debilidades, se pide ayuda y la oración de los demás, se manifiestan las dudas, y se reconocen los errores.

Son actitudes que nos llevan a experimentar la reciprocidad: lo que a mí me pasa, también le pasa al otro. Podemos ayudarnos unos a otros. Y así
- Experimentamos la compasión
- Experimentamos la misericordia y el perdón
- Sólo el Espíritu Santo puede crear la comunión verdadera.
- Sólo el Espíritu Santo puede revelar el estado del alma, el pecado, el estado de gracia.
- En la Comunidad, el Espíritu Santo crea la comunión verdadera entre los creyentes y cultiva esa comunión con las elecciones que hagamos y los compromisos que asumamos.

Hay que tomar algunas decisiones difíciles y arriesgarse. Para cultivar la vida en comunidad se requiere:
- Sinceridad
- Humildad
- Amabilidad
- Confidencialidad, sigilo
- Un contacto frecuente. Es muy necesario ese contacto frecuente. El conocimiento recíproco es muy lento. Hace falta una estabilidad, tiempo, tiempo para reconocer mis defectos, para que el otro me perdone.

Dios nos da una vida larga porque sabe que nuestros procesos son muy lentos. Para que las personas sean sinceras y expresen sus profundas penas, necesidades y errores se requiere una atmósfera segura, que las haga sentir seguras y que puedan expresarse con confianza.
Dios odia los chismes, sobre todo cuando se los disfraza como pedidos de oración por una persona.

El perverso provoca contiendas y el chismoso divide a los buenos amigos. Los chismes provocan sufrimiento y divisiones y destruye a la comunidad. Enfrentar al que causa divisiones. El compañerismo de la Iglesia es más importante que cualquier individualidad. La comunidad no se construye siempre sobre conveniencia de cada uno, sino que se apoya en que la comunidad es necesaria para el crecimiento espiritual. Son como las estructuras que no se ven, pero que sirven de sostén. Hay que restaurar el compañerismo, las relaciones. Bienaventurados los que trabajan por la paz. La comunión es un trabajo, un esfuerzo.

Cómo se restaura una relación que se ha roto:
1. Hablar con Dios antes que con la persona.
2. Tomar la iniciativa siempre. No esperar a que el otro venga a que se cree la situación. Animarme y ser valiente.
3. Ser comprensivo.
4. Confesar nuestra parte en el conflicto.
5. Atacar el problema, no la persona.

Para poder salir de la situación, hay que cooperar. Es lo que hizo Jesús. Puso su cuerpo, su sangre, todo. Es muy importante hacer el hincapié en la reconciliación, no en la solución. Como me reconcilio con vos, pensar en la persona. “Vos sos más importante que el jamón”. Tenemos que cuidar a la Iglesia, porque la Iglesia es como el hígado: cuida mis niveles de colesterol. De qué le sirve al hígado ser bonito si está haciendo algo en beneficio de todo el cuerpo.
- Decídete a animar
- No debemos criticarnos, compararnos ni juzgarnos, cuando criticas lo que otro creyente está haciendo con fe y convicción serena.
- No debemos criticar a otros creyentes cuando sus acciones son distintas a las nuestras.
- Todos seremos juzgados por el Justo Juez.
Cuando juzgo:
- Pierdo mi comunión con Dios
- Saco a relucir mi propio orgullo o mi inseguridad.
- Me coloco bajo el juicio de Dios
- Daño a la comunión de la Iglesia.

En síntesis:
1. ¿Para que fuimos creados y redimidos por el Hijo de Dios?Para ser familia de Dios
2. ¿En qué consiste la vida? La vida consiste en amar (darle prioridad al amor)
3. ¿A qué soy llamado por Dios Padre? Soy llamado a pertenecer, no sólo a creer.
4. ¿Qué necesito para pertenecer? Necesito otras personas en mi vida.
¿Además de la fuerza del Espíritu Santo, qué requiere la vida en comunidad? La vida en comunidad requiere compromiso.
5. Si la vida se resume en aprender a amar, ¿vale la pena restaurar las relaciones? Siempre vale la pena restaurar las relaciones.
6. ¿De quien depende la unidad de mi familia y de mi comunidad? Es mi responsabilidad proteger la unidad de mi Iglesia/comunidad.

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